Fútbol: Alberto Fouilliox recuerda a Sergio Messen
La noticia me la dio Victor Eduardo Alonso el sábado: ¡murió Sergio Messen!
Días antes, otro periodista y escritor, Luis Urrutia, en la inauguración del Museo de la Moda del Mundial de 1962 había recordado al Keko, señalándome que su afición por Universidad Católica había nacido de su admiración por Tito Fouillioux y Chocolito Ramirez. Así Sergio Messen Angarita ingresó a las divisiones menores de los cruzados luego de llenar de goles los arcos escolares contrarios, jugando por su colegio el San Pedro Nolasco.
A fines de la década del 60 el equipo católico atravesaba una crisis de goles, debido a que sus anotadores, por lesiones o por una mala racha, no convertían. A la sazón Fernando Riera entrenador, le preguntó a su ayudante Luis Vidal si no tenían los jóvenes a un delantero que la "metiera adentro". El popular "Huacho" le contestó que tenia un paisano que se cansaba de hacer goles. "¿Y cómo se llama? Creo que le dicen el Keko". ¡Pero tendrá algún apellido!", refutó Riera. "No tengo idea - le dijo Luis Vidal- porque yo a mis jugadores los conozco por su sobrenombre".
Así llegó Sergio Messen al plantel profesional de Universidad Católica. Y comenzó a romper redes. A pesar de su juventud era un delantero con todas las características de un verdadero hombre. Ochenta kilos, difíciles de detener cuando agarraba vuelo, buena pegada con las dos piernas, gran técnica y un cabezazo nada de despreciable. Además una guapeza a toda prueba que le servia para aguantar el balón en el área, aunque lamentablemente su genio un poco ligero le acarreó algunos problemas. Recuerdo un clásico universitario en que el Keko dejó a toda la defensa de la "U" en su camino y en vez de culminar su gran jugada hizo un amague demás. Perdió el balón y en el contragolpe Pedro Araya nos convirtió en gol. Como era típico en esos partidos, el Chico Araya le fue a gritar su conquista a Messen. El Keko lo miró, lo midió y sacó el derechazo que dio en pleno rostro del jugador azul, quien cayó al césped.
Fue expulsión, gol de la Chile y el gran enojo de Fernando Riera que alcanzó a los amigos de Messen, Luis Hernán y Fernando Carvallo que no tenían nada que ver en el cuento. Sin embargo, en el ultimo partido en que dirigió Fernando Riera a la Selección chilena, el 4 de octubre 1970 frente a Brasil -que venia de ser campeón del mundo- jugó Sergio Messen y marcó el único gol chileno en esa derrota.
Mientras estuve en Universidad Católica conocí a parte de su familia. Su padre, Alejandro Messen, tenía una gran sastrería en la calle Agustinas y los trajes más elegantes que vestíamos nos los fabricaba el "Pai". Su hermano Patricio, que jugaba de arquero, fue un gran compañero de ruta del Keko en la Liga Independiente de Fútbol (LIF).
De los cruzados, Messen emigró a Colo Colo. Allí Lucho Álamos lo puso unos metros más atrás y se convirtió en un gran enlace que destacaba por su visión de juego, su contundencia y sus bigotes…
En los albos, el Zorro juntó a Messen, Caszely, Chamaco Valdés, Ahumada, Beyruth, Véliz y Fernando Osorio. Casi nada… Y allí se gestó el excelente equipo de Colo Colo 1973.
El otro gran elenco en el cual formó parte el Keko fue Palestino de 1978. Con Caupolicán Peña en la banca, estaban Elías Figueroa, Edgardo Fuentes, Rodolfo Dubó, Manuel Rojas, Óscar Fabbiani y Pedro Pinto, entre otros, guiados por el oficio y la pasión de Sergio Messen.
Es que el "Keko" nació para ser campeón.
Muchos amigos, compañeros de la Liga, ex futbolistas, entrenadores y dirigentes, lo acompañaron en su último "partido" en el Colegio Calasanz. En todos los rostros había un gesto de incredulidad.
En el último tiempo lo habíamos encontrado en la Liga Independiente en Quilín, viendo jugar al equipo de los Old Cracks. Estaba bien, entusiasta, afectuoso, contento y optimista con su negocio de propiedades. Pero el hombre propone y Dios dispone. Para su madre, la señora Julia, y sus hijos Vanessa y el Keko chico, vaya el reconocimiento de todos los que estuvimos junto a Sergio admirando sus dotes de gran jugador de fútbol.
Pero, mucho más que eso, sintiendo que el Keko fue un gran hombre y un excelente tipo.
Por Alberto Fouillioux
fuente: anfp
Días antes, otro periodista y escritor, Luis Urrutia, en la inauguración del Museo de la Moda del Mundial de 1962 había recordado al Keko, señalándome que su afición por Universidad Católica había nacido de su admiración por Tito Fouillioux y Chocolito Ramirez. Así Sergio Messen Angarita ingresó a las divisiones menores de los cruzados luego de llenar de goles los arcos escolares contrarios, jugando por su colegio el San Pedro Nolasco.
A fines de la década del 60 el equipo católico atravesaba una crisis de goles, debido a que sus anotadores, por lesiones o por una mala racha, no convertían. A la sazón Fernando Riera entrenador, le preguntó a su ayudante Luis Vidal si no tenían los jóvenes a un delantero que la "metiera adentro". El popular "Huacho" le contestó que tenia un paisano que se cansaba de hacer goles. "¿Y cómo se llama? Creo que le dicen el Keko". ¡Pero tendrá algún apellido!", refutó Riera. "No tengo idea - le dijo Luis Vidal- porque yo a mis jugadores los conozco por su sobrenombre".
Así llegó Sergio Messen al plantel profesional de Universidad Católica. Y comenzó a romper redes. A pesar de su juventud era un delantero con todas las características de un verdadero hombre. Ochenta kilos, difíciles de detener cuando agarraba vuelo, buena pegada con las dos piernas, gran técnica y un cabezazo nada de despreciable. Además una guapeza a toda prueba que le servia para aguantar el balón en el área, aunque lamentablemente su genio un poco ligero le acarreó algunos problemas. Recuerdo un clásico universitario en que el Keko dejó a toda la defensa de la "U" en su camino y en vez de culminar su gran jugada hizo un amague demás. Perdió el balón y en el contragolpe Pedro Araya nos convirtió en gol. Como era típico en esos partidos, el Chico Araya le fue a gritar su conquista a Messen. El Keko lo miró, lo midió y sacó el derechazo que dio en pleno rostro del jugador azul, quien cayó al césped.
Fue expulsión, gol de la Chile y el gran enojo de Fernando Riera que alcanzó a los amigos de Messen, Luis Hernán y Fernando Carvallo que no tenían nada que ver en el cuento. Sin embargo, en el ultimo partido en que dirigió Fernando Riera a la Selección chilena, el 4 de octubre 1970 frente a Brasil -que venia de ser campeón del mundo- jugó Sergio Messen y marcó el único gol chileno en esa derrota.
Mientras estuve en Universidad Católica conocí a parte de su familia. Su padre, Alejandro Messen, tenía una gran sastrería en la calle Agustinas y los trajes más elegantes que vestíamos nos los fabricaba el "Pai". Su hermano Patricio, que jugaba de arquero, fue un gran compañero de ruta del Keko en la Liga Independiente de Fútbol (LIF).
De los cruzados, Messen emigró a Colo Colo. Allí Lucho Álamos lo puso unos metros más atrás y se convirtió en un gran enlace que destacaba por su visión de juego, su contundencia y sus bigotes…
En los albos, el Zorro juntó a Messen, Caszely, Chamaco Valdés, Ahumada, Beyruth, Véliz y Fernando Osorio. Casi nada… Y allí se gestó el excelente equipo de Colo Colo 1973.
El otro gran elenco en el cual formó parte el Keko fue Palestino de 1978. Con Caupolicán Peña en la banca, estaban Elías Figueroa, Edgardo Fuentes, Rodolfo Dubó, Manuel Rojas, Óscar Fabbiani y Pedro Pinto, entre otros, guiados por el oficio y la pasión de Sergio Messen.
Es que el "Keko" nació para ser campeón.
Muchos amigos, compañeros de la Liga, ex futbolistas, entrenadores y dirigentes, lo acompañaron en su último "partido" en el Colegio Calasanz. En todos los rostros había un gesto de incredulidad.
En el último tiempo lo habíamos encontrado en la Liga Independiente en Quilín, viendo jugar al equipo de los Old Cracks. Estaba bien, entusiasta, afectuoso, contento y optimista con su negocio de propiedades. Pero el hombre propone y Dios dispone. Para su madre, la señora Julia, y sus hijos Vanessa y el Keko chico, vaya el reconocimiento de todos los que estuvimos junto a Sergio admirando sus dotes de gran jugador de fútbol.
Pero, mucho más que eso, sintiendo que el Keko fue un gran hombre y un excelente tipo.
Por Alberto Fouillioux
fuente: anfp
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